50 años ejerciendo la Medicina
Escrito por Juliana Aymale.
En noviembre del año pasado, mi papá cumplió 50 años como Médico y lo acompañamos con la familia en un acto especial para los egresados en el aula magna de la Universidad Nacional de La Plata donde le entregaron el diploma a sus 23 añitos (¡si! tan joven porque lo anotaron antes en el secundario, así dice él).
El Dr. Carlos A. Aymale, hace 50 años que está al servicio de su pasión, porque yo creo que no tuvo más opción que entregarse a ella. A él la medicina lo eligió y no tuvo manera de decirle que no. Es de esas personas a las que no podés imaginarlas haciendo otra cosa distinta. Respira su profesión y su profesión lo respira a él, la medicina es su oxígeno, es su sangre, es el amor de su vida. Quien pudiese llegar a las bodas de oro así de enamorado, ¿no? Mi papá es médico las 24 horas del día y los 365 días del año. Es médico para toda persona que se cruce en su camino y aún cuando no los tiene enfrente a sus pacientes, los tiene en la mente, los lleva con él a cada conversación, lo acompañan en el sueño y en el insomnio, puede sentir el dolor de cada uno como propio y, puedo asegurar que hay pocas cosas que lo hagan tan feliz como ver a un paciente que se recupera, un paciente que mejora su calidad de vida y que vuelve a moverse sin dolor. Paciente feliz = padre feliz. Es el médico al que podés consultarle como amigo y como amigo de amigo de amigo. Es el médico confidente al que también podés compartirle que tu dolor no es solo físico, y seguro encuentra alguna pócima mágica para alivianarte el corazón.
Gracias a sus padres, Juan y Juanita, laburantes que se esforzaron muchísimo para que él no tuviese que trabajar durante toda la carrera, solo tuvo que preocuparse por comer bien, elegir los mejores compañeros de estudio, no rendirse al cansancio de las noches enteras de lectura y llegar a tiempo en tren desde la estación de Quilmes hasta La Plata y hacer dedo hasta la Facultad de Ciencias Médicas. La combinación perfecta de familia, esfuerzo, compañeros de lujo, vocación, talento, y un Estado presente que supo garantizarle el mejor nivel de educación universitaria posible de manera pública y gratuita. Para que 6 años después, en noviembre de 1973, el Decano de la Universidad Nacional de La Plata le otorgase el título de Médico y nunca más pudo separase de él, ese día nacía para siempre el Dr. Aymale.
Ser médico es lo que mejor sabe hacer, porque le sale del corazón, de las tripas, le sale del alma. Y eso es algo que aprendí de mi papá, y que cada día vuelvo a aprender: es con el corazón o no es. Y no me refiero a encontrarnos con una profesión para toda la vida, sino a un hacer desde donde nos toque a cada uno, en el que podamos poner nuestra vitalidad, nuestro servicio, nuestro corazón. En las crianzas, en los trabajos, en el cocinar, en el bailar, en cuidar nuestras plantas, donde sea que sientas que al hacer estás dándole un sentido a la vida.
¡A mi médico favorito, felices 50 años y por muchos muchos más!
Juliana Aymale